miércoles, 9 de enero de 2013

Estos despojos que dejas


Quédate con mis frías madrugadas
que arrullan tu pertinaz ausencia,
que sonámbulas te invocan,
que tu silueta a trasluz inmolan.

Quédate con mis tardes de junio
que sedientas de tí agonizan,
que craquean la epidermis en melancolía,
que tus ojos hacen brillar ante el destello.

Quédate con esta sangre de mis venas
que se excita y se calma a tu merced,
que recorre con el desdén el corazón
que a tu olvido se incinera en angustias.

Quédate por último con este amor
que ante tí grita y se desgarra
pero tus oídos no pueden escuchar
porque este amor celador mío, de nada te sirve.

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