jueves, 20 de noviembre de 2008

Vulnerable


Finalmente, se cubrió con una armadura que lo protegiera de todo aquello, que lo hiciera insensible a los nuevos ataques de ansiedad y desamor por los que había pasado. Así siguió por la vida, dando pesados pasos con sonido de metal, seguro de sí mismo y de sus circunstancias.

Cuando conoció a alguien más, se dio cuenta que siempre estuvo desnudo. . .

Ilustración de Rembrandt.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Clave



"Recordó entonces aquella presiada mañana de alguno de los marzos de su infancia. Se vió de nueva cuenta sentado en medio de piedras y yerbas afuera de la vieja casa de atrás, sintiendo la brisa que corría por el estrecho valle, el olor a humedad omnipresente y el zumbido sempiterno de los pájaros.

La vida era tan simple entonces, tan libre, tan desolada y tan tranquila. . . como caminar por una vereda verde, rodeada de chaparrales y con el aire despeinando su cobriza melena, siempre desalineada.

¿En qué momento esos andares sin prisas ni preocupaciones se convirtieron en esto? Se preguntó mientras conducía en medio del tráfico estresante de las ocho en una lluviosa noche de octubre."

Fragmento de "Las altas nubes de marzo".

Ilustración de Jeffrey Micheal Harp.

viernes, 3 de octubre de 2008

Rosalba


Altiva en tus andares te fuiste una fría noche de febrero, Rosalba. Tu último día fue uno de esos donde la claridad del cielo azul y despejado contrastaba con el aire frío del norte que reseca los labios y curte la piel de los cachetes. En una brisa revoloteada de brillantes y pequeñas estrellas el viento se llevó el olor a Theatrical de tus manos, el timbre agudo de tu voz y la forma cándida e inquieta de tu mirada.


A veces me gusta pensar que nomás te fuiste un rato a cabalgar por las rojos y accidentados terrenos de Durango. Que fuiste a hacer coro con el coyote nocturno y la bruma de la mañana. Que fuiste a bañarte a las aguas termales y a las playas de Cozumel o que tal vez duermes entre el jardín de nardos y jazmines de tu madre. Pero no. Te fuiste a aquél lugar del que me hablaste mientras te escuchaba sentado en una banca forrada con terciopelo rojo.


A veces te lloran, Rosalba, a veces. . . a veces te ríen, a veces te añoran. Pero yo solo te añoro. . . quizá porque nuestros caminos se bifurcaron muy pronto o por la simple melancolía de lo que se pierde en los bosques que el tiempo cubre de hojas secas y polvo. Sin embargo, me quedan las huellas de tus dedos marcadas en mis mejillas, en mi cabeza revolotea aquél timbre agudo y festivo de tu voz y cuando el sol hace brillar de color dorado de los vellos de mis brazos, recuerdo que soy también parte de tí.


Ilustración de Rene Magritte

martes, 23 de septiembre de 2008

Entorno



¡Lo confieso! No cuento con la capacidad de ver el mundo tal y como es. Es así que me es necesario utilizar un filtro entre mis ojos y los cristales de mis anteojos para cifrar la realidad en la que vivo. Generalmente trato de llenar de cosas gratas el contexto en el cual me encuentro en un determinado lugar a una determinada hora que el azar del destino dispone. Sin embargo, a veces me rebasa la angustia antigua de mis días pasados, no pudiendo quitar la obscuridad de la luz que suele irradiar la sonrisa misma del presente. Es así que no sé si debo aprender a vivir con ello, como parte de la secuela de lágrimas pasadas o si será necesario raspar con hebras de fierro la costra que empaña la retina de mis ojos y tapa los orificios de mis oídos.

Esa respuesta no la sé y a veces se disipa con el resto de las frustraciones cotidianas, se diluye con el cansancio de los días, se difumina con las ocupaciones y su sonido se pierde entre los estruendos de llantas conta el asfalto, las gotas de lluvia golpeando mi ventana o el sonido del teclado de mi computadora. El problema es que regresan en el momento más inesperado, como el traidor que revive después de la batalla y me obliga a darme cuenta que mi vida misma es la postergación misma de la resolución de mis propios conflictos amargos, a los que, como a la pulpa del limón, matizo con azúcar y agua para hacerme una limonada.

¿Qué sentido tiene para el hombre postergar en los días la resolución misma de su existencia?

jueves, 11 de septiembre de 2008

Destino


Después del susto, se encontró bajo la sombra y cobijo de robustos encinos. Nunca antes sintió tanta paz como en ese momento. Un leve cosquilleo recorría su cuerpo que era acariciado por una ligerísima brisa de agua templada. A diferencia de otras ocasiones, no existía ni el más mínimo vestigio de inquietud mientras caminaba guiado por por la brisa, hasta llegar a las cristalinas aguas del riachuelo. Allí, lavó una a una las heridas que la vida le había dejado, limpió su cuerpo de la suciedad que le había dejado caminar descalzo por un escorial con olor a azufre y alquitrán.
Se quedó un rato inmóvil y continuó su camino por la rivera hasta un acantilado azul cuyo fondo era cubierto por nubes de espesa bruma matutina. Sonrió para sí y sin pensarlo brincó hacia el vacío prometedor de sus propias convicciones.

miércoles, 30 de julio de 2008

Nefasto



Es así como succionas de forma arbitraria la energía de los que te rodean y la usas para despilfarrarla en mil proyectos sin terminar y en un millón de fantasías nefastas. Sin embargo, hoy finalmente he decidido dejar de escucharte y lanzarme a la vida solamente con la guía de mi propio instinto.

Ilustración de Salvador Dalí "Quemando a una chica y a jirafas"

jueves, 24 de julio de 2008

Tiempo presente



Busqué entre mis cajones las huellas más marcadas del tiempo que transcurre y no hallé nada digno de ser tirado a la basura. Me encontraba con cabellos de viejos amores que nunca fueron tales y que sólo habían dejado eso, restos de cuerpos pasados, jamás asibles ni a la mirada o al tacto, tan sólo a la infiel memoria que me marca. Sólo dejaron eso, retratos vivos de la muerte que acabó por tragarse sus voces y sus tiempos, dejando sólo cúmulos de células muertas y objetos sin vida fragmentados. No encontré nada en el pasado y me sentí vacío. Lleno de un silencio asfixiante que se bebió todo lo que alguna vez fueron momentos, y hoy sólo llenan el cajón de las ausencias.
Al virar encontré el espejo que mostraba una cara que no había sido mía nunca, y que en ese momento poseyó mi cuerpo y me dijo: Soy lo que tú eres y no te has dado cuenta. Soy lo que tú tienes sin conocer. Soy quién tú quieras mientras ignores quererlo. Soy tu presente.

jueves, 10 de julio de 2008

¿Predestinación?


A veces siento que nada de lo que hago es expontáneo, como si viviese encerrado en las palabras escritas en el universo que sentencian de forma inevitable mi pasado, mi presente y mi futuro.

A veces siento que la voluntad es relativa, existe solamente desde la perspectiva de quien cree que la ejerce sin que realmente exista, como cuando el elefante es detenido por una astilla de madera.

A veces siento que esa predestinación invisible me sonríe y a veces que me desprecia y que la voluntad relativa es la única forma de sentirme orgulloso o culpable por las circunstancias.
Ilustración de Julio Galán

miércoles, 11 de junio de 2008

Consumo


Cuando sonaron las cinco de la tarde de aquél día, se despidió de sus entrañables compañeros de trabajo, tomó sus cosas ya guardadas en una caja de cartón y salió de la oficina con dirección a su casa. Llegó y se sentó en su amplio sofá de cuero, miró a su alrededor y vio todo como lo había soñado alguna vez a sus 22 o 23 años. La casa de sus sueños era ahora una realidad. Sin embargo, miró sus manos y encontró las marcas inevitables de las arrugas, su cuerpo, que otrora fuera objeto de obsesiones y bajos deseos, ahora era un aparato impertinente y de mal aspecto. Al tocarse la cara descubrió que el tiempo había jugado rudo y al ver el almanaque de la cocina se dio cuenta del precio de todo aquello. . . gotas de su sudor, horas y horas de su tiempo, su propia belleza y toda su juventud.
Ilustraciones de Remedios Varo Creación de las Aves (superior izquierdo) y Consumo de las Aves (inferior derecho)



lunes, 2 de junio de 2008

reencuentro


Lo supe ese día.

Había encontrado lo que perdí tiempo atrás,

¡una moneda con la cara del sueño!

Y supe de repente que ya no dormiría,

que viviría atrapado entre el hambre y la vigilia,

que vagaría borracho entre los bares de la suerte.


Así fue como encontré aquello

que ya no me pertenece

y lo cambié por un plato de spaghetti

un bolillo caliente y un vaso de agua fría.


martes, 27 de mayo de 2008

Subconsciente


Se sentó sobre su escritorio, despuesto a escribir con pasión el relato que hablaría de todo lo que la vida le había enseñado. Tenía en la mente, palabra por palabra, la estructura de aquél escrito, diseñado en primer término para desahogar su alma y en segundo para mostrarle al mundo lo simple o complejo de su historia. Se quedó unos minutos en medio del salón callado, solo escuchando ladridos lejanos de perros en medio de la neblinosa madrugada de febrero.
Sus manos se quedaron quietas . . . y el lienzo de papel continúa en blanco.

viernes, 18 de abril de 2008

Madre

Eres calor en la lejanía, un jardín perfumado de nardos y jazmines sembrados por tus manos, el canto de golondrinas en lo alto del pórtico de tu casa y la luz del amanecer que tímida se asoma por las verdes y rojas lomas ultrajadas por la ambición, escondidas en los desolados horizontes duranguenses. Tus ojos han visto el gérmen del México contemporáneo. Tus oídos escucharon las balas de la Revolución y aún escuchan cómo la patria se mueve, se le amedrenta y se entume. Contemplas generaciones y generaciones que se gestaron en tu amoroso vientre: tus hijos, tus nietos, tus bisnietos, tataranietos e inclusive tatara-tatara nietos. Eres testigo, una y otra vez, del ciclo de la vida.


Eres fortaleza, lágrimas, sufrimiento, templanza y tesón. Eres una máquina de coser que va uniendo con un estridente sonido capas y capas de sudor y cansancio. Eres amor. pero no de ese que se lee en las novelas, eres amor del sufrido, del tolerante y del sumiso. Por tu ventana pasa el polvo blanco y estéril de Agualeguas, pero a tus pies crecen espigas de sorgo rojizo, melones, tomates y sandías. Tus manos huelen a comino, tu presencia a aire puro y tus trabajadas manos dan la caricia más suave. Tu brazo es fuerte y tus sentimientos son un atardecer al horizonte: anaranjado, azul y violeta.

Eres las notas de un piano, el suave canto de una soprano, el dulce de azúcar de los volcanes en mi paladar. Tu olor es a cremas y perfume fino. Tu mente es tan jovial a pesar de tu edad, tienes el ímpetu de una niña de catorce años a tus cincuenta y tantos. Eres una flor de loto, con sus pétalos apuntando a todos los lugares donde está tu mente y tus acciones. Eres la voz de Dios en mis oídos y el sostén de cientos y cientos de sonrisas. Eres la inquietud sin el último falange de su dedo anular derecho. Eres el adiós y el hola. La despedida y el reencuentro. La suavidad de tu tacto y tu vientre y la dureza y silencio de tu tumba.

Eres única e irrepetible. Que en tus entrañas me alimentaste y concebiste tal y como soy. Que ahora nos une más que un cordón umbilical, cientos de momentos: alegres, tristes y cotidianos. Tu mente es un universo aparte. En ella se comprimen toneladas de creatividad materializada en tela, metal o un lienzo pintado. Tus ojos son la calma. Tu sonrisa un sol. Tus lágrimas un diluvio. Tus manos mi fogata. Eres el calor que me alimenta como el sol a las plantas, que nutre todo lo que toca. Eres trabajo y enseñanza. La regla, el pizarrón, los hilos, el gis, la maquiladora, del laboratorio al salón, pasando por los patios llenos de muchachos de secundaria a la hora del recreo. Eres un venero inagotable.

Ilustraciones (por orden de aparición) Leonor, madre de la madre de mi padre, Socorro, madre de mi madre junto con Virginia, Rosalba, madre de mi padre (Q.E.P.D.) y Virginia, mi madre.

martes, 15 de abril de 2008

El recuento de mi búsqueda hasta tu aliento.




Para llegar a tí tuve que caminar por largo tiempo. Pasé primero por el puente de la incertidumbre, cuyas débiles tablas me hacían voltear hacia el vacío, creí que mis pies resbalarían y caería a aquél abismo lleno de sombra, pero al llegar a la otra orilla me di cuenta que había inmensas praderas que recorrer.


Me topé primero con el aprendizaje que dejan las expectativas rotas, la ansiedad que provoca el amar sin ser amado, la amargura que se lleva a cuestas cuando se da sin recibir. Me sacudí la espalda de amores imposibles y seguí mi camino.


Llegué hasta los ríos de lágrimas derramadas por cientos y cientos de momentos nunca ocurridos y uno más por aquellos en los que un 'adiós' sin un 'te quiero' me hicieron llorar a mares.

En el camino, tuve que remendar mi corazón varias veces y quedó casi como al principio. Con la diferencia de que lo hice más grande para que tu cabeza cupiera perfectamente en mi pecho y pudieras dormir con el arrullo de mis latidos.

No te he negado que he errado el camino en más de una ocasión, siendo así llevado a caminos de espinas y ponzoñas con olor a miel y flores. Lamento no haber sido lo suficientemente astuto para evitar estos caminos, pero, te juro, nunca más volveré a confundir los cadillos con los geráneos.



Muchas veces te sentí cerca, algunas veces hasta ví tu rostro en figuraciones mentales que fluyen con el despertar del subconciente en la madrugada. Sin embargo, había una hora específica de tu llegada.

Cuando te vi, dejé mi pesado equipaje de recuerdos podridos en el piso y te seguí sin cuestionarme.


Ilustración de Remedios Varo Reencuentro.

sábado, 12 de abril de 2008

Nébula.





A veces la tiño del color que me da mi antojo en mi mente. Azul para sentir intensidad. Gris para sentir calma o rosa para sentirme amado. A veces imagino lo que hay detrás: muerte o vida, sufrimiento o alegría, desolación o esperanza, compañía o soledad.


Tengo miedo de que llegue y ansiedad porque no llega. Tengo frío en la distancia y su agitación molecular me provoca un calor insoportable.


La verdad es que no sé de qué color sea y mucho menos que hay detrás de esa nébula llamada futuro.


Ilustración de Leonora Carrington.

sábado, 5 de abril de 2008

Aquí adentro.



Al llegar a su casa, lo sorprendió el espejo del recibidor. Se detuvo un momento a ver su rostro. Se dio cuenta que había pasado el tiempo. Habían sido diez años de educación superior, su corazón se había roto y zurcido muchas veces, sus cabellos eran menos y había perdido algunos kilos en el camino.


Sus ropas habían cambiado: había remplazado la mezclilla por el algodón, las playeras por las corbatas y sacos. Ayer se preocupaba por qué haría el viernes por la noche, hoy por cómo iba a pagar el coche. Sus pensamientos, otrora llenos de fantasías y surrealismos, hoy estaban llenos de grises cuerpos inhertes y el agobio de los días cansados.


Se acercó un poco más al espejo y en sus ojos finalmente lo pudo ver. Seguía intacto bajo capas y capas de tiempo.


Iluistración de René Magritte "El Espejo Falso"

miércoles, 2 de abril de 2008

En blanco

De pronto, una hoja en blanco.
Un espejo en donde veo aquello que no escribo.
¿Qué puedo hacer con el silencio?
Llenarlo con sonidos que engendren tres palabras
que juzguen conveniente husmear entre los huecos.

Existen.
Las cosas existen antes de ser vistas,
antes siquiera de nombrarlas.
¿Qué es pues aquello que se esconde,
que no quiere ser visto,
expuesto,
ante los ojos de quien lee?

Leer es devorar. Es ingerir palabras
con los ojos,
eructar aquello que se escapa
en el discurso de la noche,
tibieza que invita, enciende, limita
e incendia.
Indecencia
que se toma de un solo golpe.

¿Qué se puede hacer con el silencio
sino llenarlo con aquello que no se tiene ?
Lo triste, lo perverso
lo bello y lo escabroso...
...o aquello que uno piensa que se tiene.

lunes, 31 de marzo de 2008

10 kilómetros, todos los días.




Al principio comencé a correr para desintoxicarme de aquella verde mirada que aturdía mis sentidos. Esperaba transpirar por mis poros toda la hiel de sus acciones, lo pútrido de sus palabras y lo ácido de sus mentiras. Poco a poco fui esparciendo las partículas de su veneno, hasta que mi cuerpo quedó limpio de todas sus toxinas.


Después corría buscando aquella mirada anhelada. . . indefinida pero certera. Con cada golpe de mis pies en la pista, podía escuchar los latidos de su pecho. Estaba allí, pero habría que encontrarle de alguna forma.


Ahora que he encontrado esa mirada ya no corro solo por la vida. Mientras el viento golpea mi cara, puedo oler el suave olor de sus promesas. Mis ojos ya no miran hacia el vacío, si no que ven en el horizonte el sol del poniente por la tarde. No puedo evitar pensar qué tantas cosas nos deparará el horizonte de nuesto tiempo mientras nos estrechamos la mano y sigamos corriendo.



Ilustración "Calzada San Pedro" heronog en Flikr.

domingo, 30 de marzo de 2008

El Otro.

(Poema de Rosario Castellanos)


¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.

Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.

viernes, 28 de marzo de 2008

La Elección


Percibí tu aroma de certezas,
y aun con la venda en la mirada
y las cadenas colgando de mis hombros flacos,
te seguí. Seguí el olor sutil de lo tranquilo.
Fuiste río en reposo en el cual nadé por siete días,
limpiándome las manchas de un tóxico pasado,
donde nunca hubo ese sabor a certidumbre
que tú produces cuando caminas por el mundo.

Hice de tu aroma mi camino
y de tus manos mi faro inquebrantable.
Me regocijé en los recíprocos campos
donde fui por vez primera objeto de un cariño,
donde fui algo más que el agua contra el muro,
que el mosco que choca ante los focos encendidos.
Y surgí entonces renovado, entre las más puras aguas;
entre el árbol que vigila las tormentas más calladas,
y las huellas en el lodo del que sabe lo que pisa.

Parado en medio de tu ombligo me di cuenta,
una noche llena de azules telarañas,
que no había sido yo quien te esperaba
en la mesa siempre puesta de mis días,
sino un miedo terrible y canceroso
que de mi corazón había hecho
el más torpe de los órganos del mundo
y que esperaba ansioso a su verdugo.

No. No es el bálsamo del beso que comienzas,
suave de marea ,antes de la duda.
No es tu mano firme, que me indica siempre
la ubicación de las orillas.
Fue el instante exacto en que tus ojos
hicieron que mi tórax aventara al precipicio
las viejas y oxidadas armaduras
que solían hacer de él, el tambor más triste,
la sombra más oculta de las sombras.
Fue el momento entero en el que pude
zurcir un corazón deshilachado
y hacer del amor la elección más fina,
la única correcta,
la firme construcción en la que habito.

miércoles, 26 de marzo de 2008

El día que despertamos al gigante.


Aquella mañana se tornó de pronto obscura. . . todos pudimos escuchar el estruendo de sus pasos. Unos se lamentaron y otros se quedaron atónitos, pero todos habían sido advertidos acerca del gigante.
No se debe morder la mano que te alimenta. . . el suelo es rencoroso, las aguas traidoras y el cielo, en ocasiones, puede tornarse iracundo. El gigante es noble en tanto no se sienta agraviado, suele ser paciente hasta el cansancio. . . pero aquella mañana su paciencia llegó al límite.
Una vez que el gigante despierta, tarda mucho en recuperar el sueño.
Ilustración El Coloso de Francisco José Goya.

Ansiedad.


No tengo miedo a los fantasmas que caminan en torno a mi cama algunas noches
no temo escuchar sus palabras que hablan de tragedia
no temo oír sus pasos que van y vienen en mi cabeza
ni mucho menos me asusta su aspecto que no se puede ver más allá de mis córneas.



No tengo miedo a los fantasmas que con sus uñas tratan de rasgar mi tranquilidad
no temo oir sus voces a lo lejos invocándome
no temo encontrarme con su mirada que me busca incansablemente
mucho menos temo sentir en mi espalda la palmada de sus manos y en mi cabeza sus caricias.


Tengo miedo que un día tu los escuches y con pavor te alejes.

Ilustración de Remedios Varo Rompiendo el Círculo Vicioso.

A L T R A M E N T A R I U M


Altramentarium, derivado de las palabras Altra (otra) y Atramentarium (tintero en latín) es una idea que surgió una madrugada violenta de insomnio. Este espacio es para aquellos que se des,ahogan a través de sus palabras dirigido a todos aquellos quieres en las palabras pueden ver el alma de quien escribe e introyectar los sentimientos alimentando así el alma.

Altramentarium no es un espacio de poetas natos, ni mucho menos de ególatras sin remedio. Altramentarium es para quienes deseen compartir sus pensamientos sin afán de crear una egoteca. Personas que echan a volar su imaginación y buscan en ese vuelo encontrar los detalles que hacen que la vida sea compleja, simple, feliz, desdichada o como quieran que sea.

Esperamos que quienes visitan este espacio disfruten de lo que aquí se escribe y exhibe, y quienes deseen compartir, nos contacten para formar parte de Altramentarium.

Los colaboradores.

(por órden alfabético)
Joel Martínez, levis 11, Miguel Martínez y X. Panagía Voyatzís.