lunes, 30 de noviembre de 2009

Ilusión


En aquellos momentos no confies en tus sentidos ni confies en tus emociones. Yo sé lo que es estar parado donde tu lo estás ahora, sé el frío desgarrador que se siente al no verse como ese ideal preconcebido. Sé también la impotencia y coraje que provoca las frustraciones.

Yo también he sido perseguido por el verdugo frente al espejo, que con el filo de sus navajas y lo incómodo de sus ataduras laceran el autoestima hasta dejarlo moribundo. Lo más curioso es que no existe una existencia independiente entre ese verdugo y yo.

Sí, yo también he pasado por las tormentas de la ansiedad que aturde los sentidos y aletarga la razón, he sentido también en carne viva la falta de control sobre lo que hago, como si fuese manipulado como títere hacia la indolencia, la autodestrucción y la apatía.

Sin embargo, a pesar de que el tiempo y la desesperación parecen como la misma noche de luna nueva, siempre llega el concierto de colores del amanecer. Si bien el sol parece lejano en ocasiones, siempre su luz en las tinieblas resplandece.

Quizá no esté yo hecho de la arena misma de los espejos, quizá no tenga la capacidad yo de reflejar aquello que yo puedo percibir. Como desearía contar con esa facultad, de hacerte ver lo que yo veo al mirarte y quizás así te darías cuenta de tu inagotable belleza.

Si pudiera prestarte mis ojos te sorprenderías de lo bella que eres, si pudiera prestarte mi corazón sabrías que irradias cariño a tu paso, si pudiera prestarte mi cerebro, te darías cuenta de tu propia inteligencia y te darías también cuenta que en tu mano tienes siempre la solución.

Esa solución sé que es invisible a veces, pero si enfocas bien la mirada te darás cuenta que siempre está allí, quizá tus ojos no la vean, tus manos no la sientan y tus oídos no la escuchen. Sin embargo, aquí estoy yo, al igual que muchos otros, para prender esa linterna cada que tu lo pidas.

jueves, 1 de octubre de 2009

Vacuidad


Quizá no nos queden misterios por descifrarnos,
pero nos quedan años por descubrirnos.
Quizá no nos queden miradas por hacernos,
pero nos quedan horizontes por conteplar.


Quizá no nos queden amores por plantar,
pero nos quedan frutos por cosechar.
Quizá no nos queden proyectos por realizar,
pero nos quedan años para descansar.


Quizá no queden nuevos besos qué darnos,
pero sí nuevas emociones qué sentir.
Quizá no nos queden nuevas rutinas por inventar,
pero sí nuevos años por diseñar.


Quizá no nos queden caricias por hacernos,
pero nos quedan noches por abrazarnos.
Quizá no nos queden recobecos por conocernos,
pero nos quedan cambios por admirarnos.


Quizá no nos queden carreras por hacer,
pero nos quedan sendas por recorrer.
Quizá no nos quede más amor para darnos,
pero nos queda la vida para madurarlo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Vacío

En medio del olor contrastante entre carne frita y comida podrida buscó aquello que le hacía falta en esos hacinados locales, escuchando, a pesar del barullo, el sonido de sus zapatos al pegarse y despegarse de los pegajosos adoquines. Pasó de un local a otro, mirando atentamente los improvisados escaparates iluminados por un resquicio de sol que se colaba entre las láminas y lonas de colores. Buscó en medio de camisas, lentes de sol, tenis, camisetas, pantalones, discos, ropa interior, carteras, cinturones, sandalias y comida. Llegó al final de un pasillo y continuó por otro, siempre atento a los detalles en búsqueda de aquello. Al terminar su recorrido dio un profundo respiro, cerró los ojos y sintió un ligero cosquilleo en la nuca. . . finalmente lo había encontrado. Satisfecho, se fue caminando bajo el radiante sol canicular de aquella tarde de agosto.

lunes, 8 de junio de 2009

Voy, vienes.




Vengo de donde tu vienes y voy a donde tu vas

es así como lo marca el tiempo que nos precede y nos sucede.

Cuando tu estabas, yo no y cuando te vas yo me quedo

coincidiendo en al arrítmico tiempo que nos toca compartir.


Después, todo se resume al opaco misterio,

que con su negro telón no deja un resquicio de esperanza.

Es triste, amargo y crudo, pero a veces preferible

al sufrimiento lento y agudo del desamor latente.


Cada milímetro de distancia se paga con una lágrima al principio

y cada segundo de indiferencia es una dolorosa punzada en el corazón.

Al final, un gran cayo se hace en el corazón,

lo que permite dejar de sentir pero nunca dejar de recordar.

miércoles, 3 de junio de 2009

Même




C'est moi, le même, on peux pas être d'autre.
Je suis ton chaud dans tes noirs solitaries
et tes jaunes larmes à l'aube.


Mon sang est lié avec ton sang,
nous ne pouvons faire rien
si l'Outre ne veux pas.


Mes mains touche ton coeur
comment les oiseau-mouches
touche les fleurs dans la praire.


C'est moi, le même, qui alors?
Je suis qui a le pouvoir de détruire-toi
et toutefouis j'ai choisi t'aimer.



Ilustración: Simon Shubert "El Espejo"

jueves, 23 de abril de 2009

Leonor



La sorpresa que me causa el que me ubiques en los archivos de tu casi centenaria memoria, hace que mis ojos pesen y las lágrimas se agolpen. En esencia eres una constante, desde los tiempos más recónditos de mi memoria te encuentro, así como te encuentran un par de generaciones que me precedieron y otro par al que yo vi nacer.

Eres la madre sempiterna de tus decenas de hijos, que adornamos tu blanca y quebrada cabellera. Quizá hoy la memoria no te alcance para saber de cuántos ya que dejaste de contarlos hace décadas. Sin embargo, tu corazón no tiene reparo ni limitantes en desbordarse como una madre por cada uno de ellos.


Tus manos, siempre dispuestas a dar la más tierna caricia, son creadoras de belleza constante. Es así que creas jardines con multitudes de flores cuyo concierto de color y fragancia contrasta con los montes rojizos de tu Durango. Las flores y los pájaros que rodean tu preciado jardín, son fuente de inspiración de kilómetros y kilómetros de manteles de encaje que con una obsesiva precisión tejes.


Cómo me gustaría saber qué es lo que han visto tus ojos. Has vivido tiempos de guerra y tiempos de paz, fuiste testigo de décadas y décadas de cambios, bonanzas, crisis, temblores, hambrunas, escacés, risas y llantos. ¿Quién pudiera ser tu? Ni las rocas mantienen la misma forma ante décadas de ir siendo arrastradas por las vicisitudes del río. Sin embargo tú, Leonor, conservas tu esencia, tu corazón inagotable, tus manos preciosas y tu brillante memoria.

sábado, 18 de abril de 2009

Trascendente


Al sentirle aquella noche se preguntó:¿Quién es?
¿Un hueco en la memoria?
¿Un amargo sin sabor del pasado?
¿Un amor difuso?
¿Un entendido mal interpretado y mal aplicado?
¿Un grano de azúcar que me endulza el paladar?
¿La braza aún ardiente de un espejismo?
¿Un siniestro del destino?
¿Un capricho de crío malcriado?
¿Una pasión pintada al óleo y manchada con cloro?

¿Quién es? Insistió en preguntarse. ¿Quién es? . . .

No es nadie, se respondió, sólo la sobra de ilusiones errantes bajo la luna llena.

miércoles, 1 de abril de 2009

Aquí


En ese momento se tiró al piso e imploró que lo dejasen en paz. Sus cabellos estaban desalineados y suicios, su boca seca soltaba fuertes sollozos del alma misma, sus ojos inhundados bajo una tromba de lágrimas y sus manos temblaban de terror. Así estuvo, en la penumbra de aquella noche de octubre, mientras sombras y espectros siniestros rondaban a su alrededor.

Sin embargo, poco a poco los rayos de sol fueron resplandeciendo en medio de la obscuridad y pudo escuchar los primeros trinos de los pájaros en el fresco de la mañana. Se llevó las manos desgastadas a los ojos y secó sus lágrimas, con los dedos acomodó sus cabellos quebrados mientras los últimos sollozos apenas audibles desaparecían.

Con todo, salió y vio la luz del firmamento, caminó incrédulo por entre los árboles y sintió estabilidad y paz. Poco a poco dibujó una sonrisa, primero tímida y luego evidente, mientras el aire fresco de los primeros días de otoño peinó su remolineado pelo. Se quedó allí, alimentándose de la felicidad misma que la vida le trajo, no estando dispuesto a volver.

viernes, 20 de marzo de 2009

Guerrero


¡Palpita tu corazón!
Pero tu existencia se limita
a un transparente caparazón
que rodea tu blanca cunita.

¡Palpita tu corazón!
Mientras tu cuerpo nos enseña,
que no importa la razón,
sino las extrañas señales de alivio.

¡Palpita tu corazón!
Mientras en tí pensamos
día y noche sin sosiego
do tu estás, nosotros vamos.

¡Palpita tu corazón!
Mientras las expectativas crecen,
una a una se revelan
y una que otra se desvanece.

Tu corazón ya no palpita
pero te marchas enseñandonos
que no importa el dolor de la carne
sino la fortaleza de espíritu.





martes, 17 de marzo de 2009

Lineal



En ese momento en el que las lágrimas se agolpan en la parte alta de la nariz y un peso repentino se siente en el labio inferior el tiempo se detuvo a contemplar el violento atardecer soleado. Ese atardecer no solamente tenía color naranja, sino que tenía el color de los momentos dulces y amargos del pasado, a cada segundo inexistente. Es así que dio saltos de un momento a otro, a veces con lágrimas de alegría, a veces de tristeza, a veces de melancolía y a veces de añoranza.

Fue así que la suave brisa veraniega se llevó, particula a particula, cada uno de esos recuerdos, dejando, sin embargo, una tenue cicatriz en la memoría. Cuando llegó la noche, el tiempo se levantó y tomando un fuerte impulso, continuó con su lineal y constante viaje jamás interrumpido.

martes, 3 de febrero de 2009

Vacante

Hoy te invito a que te sientes, que me cuentes tu vida conmigo como si yo fuera alguien más. Que me cuentes las ansiedades que él te provoca, las veces que has sentido desolación, silencio y angustia. Hoy quiero que desnudes mi alma frente a mi mismo, que hagas énfasis en aquella mancha, aquél lunar y aquella cicatriz que las suturas ha dejado.

Hoy te invito a que me enrolles, me eches en tu mochila y me lleves contigo en los días de sol y de lluvia, de frío y de calor. Quiero que me ocultes cuando sea necesario y que me muestres cuando quieras. Hoy quiero que me saques de tu cajón y me muestres, con todos los dobleces que el tiempo me ha dejado.

Hoy quiero que me quieras cuando quieras quererme y me odies cuando quieras odiarme, al fin y al cabo cuando me quieres o me odias, nunca dejas de amarme.