domingo, 4 de abril de 2010

Rapiña




Retumba tu mente en medio de las cenizas de lo que antes parecía inquebrantable. Tus agudos oídos escuchan los alaridos violentos de aquellos que día con día surgen inhertes en medio de la mugre y la basura de las calles, tiñendo de rojo el asfalto y el hormigón mismo de la indiferencia.


Sientes en tu corazón la angustia de las madres que esperan, con el corazón en vilo y con la angustia que no cabe en el pecho, la llegada del hijo que ha partido. Te enfada y marea el aliento a muerte que se respira en las calles y el corrupto ambiente que lacera la dignidad.


Déjame recostar tu cabeza en los cálidos julios de tu infancia, en medio del sol y el campo y suave murmullo del verde pasto al viento déjame arrullarte hasta que te quedes dormido. No prometo la ansiedad se vaya con el sueño, pero al menos prometo estar contigo.