lunes, 31 de marzo de 2008

10 kilómetros, todos los días.




Al principio comencé a correr para desintoxicarme de aquella verde mirada que aturdía mis sentidos. Esperaba transpirar por mis poros toda la hiel de sus acciones, lo pútrido de sus palabras y lo ácido de sus mentiras. Poco a poco fui esparciendo las partículas de su veneno, hasta que mi cuerpo quedó limpio de todas sus toxinas.


Después corría buscando aquella mirada anhelada. . . indefinida pero certera. Con cada golpe de mis pies en la pista, podía escuchar los latidos de su pecho. Estaba allí, pero habría que encontrarle de alguna forma.


Ahora que he encontrado esa mirada ya no corro solo por la vida. Mientras el viento golpea mi cara, puedo oler el suave olor de sus promesas. Mis ojos ya no miran hacia el vacío, si no que ven en el horizonte el sol del poniente por la tarde. No puedo evitar pensar qué tantas cosas nos deparará el horizonte de nuesto tiempo mientras nos estrechamos la mano y sigamos corriendo.



Ilustración "Calzada San Pedro" heronog en Flikr.

domingo, 30 de marzo de 2008

El Otro.

(Poema de Rosario Castellanos)


¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.

Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.

viernes, 28 de marzo de 2008

La Elección


Percibí tu aroma de certezas,
y aun con la venda en la mirada
y las cadenas colgando de mis hombros flacos,
te seguí. Seguí el olor sutil de lo tranquilo.
Fuiste río en reposo en el cual nadé por siete días,
limpiándome las manchas de un tóxico pasado,
donde nunca hubo ese sabor a certidumbre
que tú produces cuando caminas por el mundo.

Hice de tu aroma mi camino
y de tus manos mi faro inquebrantable.
Me regocijé en los recíprocos campos
donde fui por vez primera objeto de un cariño,
donde fui algo más que el agua contra el muro,
que el mosco que choca ante los focos encendidos.
Y surgí entonces renovado, entre las más puras aguas;
entre el árbol que vigila las tormentas más calladas,
y las huellas en el lodo del que sabe lo que pisa.

Parado en medio de tu ombligo me di cuenta,
una noche llena de azules telarañas,
que no había sido yo quien te esperaba
en la mesa siempre puesta de mis días,
sino un miedo terrible y canceroso
que de mi corazón había hecho
el más torpe de los órganos del mundo
y que esperaba ansioso a su verdugo.

No. No es el bálsamo del beso que comienzas,
suave de marea ,antes de la duda.
No es tu mano firme, que me indica siempre
la ubicación de las orillas.
Fue el instante exacto en que tus ojos
hicieron que mi tórax aventara al precipicio
las viejas y oxidadas armaduras
que solían hacer de él, el tambor más triste,
la sombra más oculta de las sombras.
Fue el momento entero en el que pude
zurcir un corazón deshilachado
y hacer del amor la elección más fina,
la única correcta,
la firme construcción en la que habito.

miércoles, 26 de marzo de 2008

El día que despertamos al gigante.


Aquella mañana se tornó de pronto obscura. . . todos pudimos escuchar el estruendo de sus pasos. Unos se lamentaron y otros se quedaron atónitos, pero todos habían sido advertidos acerca del gigante.
No se debe morder la mano que te alimenta. . . el suelo es rencoroso, las aguas traidoras y el cielo, en ocasiones, puede tornarse iracundo. El gigante es noble en tanto no se sienta agraviado, suele ser paciente hasta el cansancio. . . pero aquella mañana su paciencia llegó al límite.
Una vez que el gigante despierta, tarda mucho en recuperar el sueño.
Ilustración El Coloso de Francisco José Goya.

Ansiedad.


No tengo miedo a los fantasmas que caminan en torno a mi cama algunas noches
no temo escuchar sus palabras que hablan de tragedia
no temo oír sus pasos que van y vienen en mi cabeza
ni mucho menos me asusta su aspecto que no se puede ver más allá de mis córneas.



No tengo miedo a los fantasmas que con sus uñas tratan de rasgar mi tranquilidad
no temo oir sus voces a lo lejos invocándome
no temo encontrarme con su mirada que me busca incansablemente
mucho menos temo sentir en mi espalda la palmada de sus manos y en mi cabeza sus caricias.


Tengo miedo que un día tu los escuches y con pavor te alejes.

Ilustración de Remedios Varo Rompiendo el Círculo Vicioso.

A L T R A M E N T A R I U M


Altramentarium, derivado de las palabras Altra (otra) y Atramentarium (tintero en latín) es una idea que surgió una madrugada violenta de insomnio. Este espacio es para aquellos que se des,ahogan a través de sus palabras dirigido a todos aquellos quieres en las palabras pueden ver el alma de quien escribe e introyectar los sentimientos alimentando así el alma.

Altramentarium no es un espacio de poetas natos, ni mucho menos de ególatras sin remedio. Altramentarium es para quienes deseen compartir sus pensamientos sin afán de crear una egoteca. Personas que echan a volar su imaginación y buscan en ese vuelo encontrar los detalles que hacen que la vida sea compleja, simple, feliz, desdichada o como quieran que sea.

Esperamos que quienes visitan este espacio disfruten de lo que aquí se escribe y exhibe, y quienes deseen compartir, nos contacten para formar parte de Altramentarium.

Los colaboradores.

(por órden alfabético)
Joel Martínez, levis 11, Miguel Martínez y X. Panagía Voyatzís.